MODO DE ACCIÓN DE GENES SUPRESORES EN TUMORES
HUMANOS
Los genes supresores de tumores y el cáncer
Descriptores
DeCS: SUPRESION GENETICA; MUTACION; NEOPLASMAS; NEOPLASMAS
Las más de 30 000
millones de células que constituyen nuestro organismo nacen, crecen, se dividen
y mueren bajo la estricta vigilancia del material hereditario, o sea, de la
molécula de ADN. Por tanto unas células regulan la proliferación de otras, para
asegurarse de este modo que los órganos y tejidos crezcan en equilibrio y
mantengan la arquitectura corporal. La reproducción celular está supervisada
por determinados sistemas de control extremadamente rigurosos. Para que una
célula se divida en 2 células hijas idénticas es necesario la participación de
una gran cantidad de moléculas como proteínas, enzimas, factores de
crecimientos y de genes que se activan y desactivan con la precisión de la
maquinaria de un reloj. En las células normales, el reloj integra la mezcla de
señales reguladoras del crecimiento recibidas por la célula y decide si ésta
debe o no pasar a través de su ciclo de vida. El más mínimo fallo que tenga
lugar en uno de los sistemas de control puede acarrear una tragedia celular.
Las células de un tumor
descienden de una ancestral común, que en algún momento, generalmente décadas
antes de que el tumor se manifieste, inició un programa de división indebido.
La transformación maligna de una célula acontece por acumulación de mutaciones
en unos genes específicos, los cuales son la clave molecular para entender las
raíces del cáncer.
Estos genes están
agrupados en 2 familias. La primera está integrada por los protooncogenes, los
cuales dirigen la producción de proteínas como ciclinas, factores de
crecimiento, receptores, etcétera que estimulan la proliferación celular.
Cuando éstos mutan se transforman en oncogenes, los cuales son capaces de
orquestar la multiplicación anárquica de las células, de modo que algunos de
ellos hasta fuerzan la maquinaria celular plara que sintetice de forma masiva
determinados factores de crecimiento.
La segunda familia está
integrada por los genes supresores de tumores también conocidos como genes
supresores, que en el organismo sano controlan la proliferación celular. Ellos,
por tanto son reguladores negativos de crecimiento y cuando no están presentes
en la célula o se encuentran inactivos a causa de mutaciones, las células dejan
de crecer normalmente y adquieren propiedades proliferativas anormales,
características de las células tumorales.
Algunos genes supresores y su asociación con los diferentes
tumores
A diferencia de aquellos
tumores causados como resultados de alteraciones de los oncogenes, donde una mutación
que active un simple alelo es dominante sobre su variante sana y la
tumorigénesis resulta de la ganancia de una función, existen tumores que son
causados por un mecanismo diferente como la pérdida de ambos alelos en un locus
(lo cual tiene acción tumorigénica). La propensión para formar tales tumores
puede ser heredado a través de la línea germinal y esto también puede ocurrir
como resultado de cambios somáticos en el individuo. Tales casos identifican
genes supresores de tumores: secuencias genómicas cuyos productos son
necesarios para el funcionamiento normal de la célula y cuya pérdida de función
causa tumores.
En el conocimiento de
los genes supresores se han dado algunos pasos importantes. Los estudios
moleculares han identificado hasta la fecha más de 17 genes supresores de
tumores implicados directamente en el cáncer humano. Ellos codifican para una
serie de proteínas localizadas en distintas regiones dentro de la célula, tanto
en el citoplasma como en el núcleo.
Los 2
genes mejor caracterizados de esta clase codifican para las proteínas p53 y RB.
Genes
supresores de tumores
Genes para
proteínas en el citoplasma
APC Está
involucrado en cánceres de colon y estómago.
DPC4
Codifica para una molécula en una ruta de señalización que inhibe la división
celular. Involucrado en cáncer pancreático.
NF-1
Codifica para una proteína que inhibe una proteína (Ras) estimulatoria.
Involucrado en neurofibroma y pheochromocytoma (cánceres de el sistema nervioso
periférico) y leucemia mieloide.
NF-2
Involucrado en meningioma y ependimoma (cánceres de cerebro) y schwannoma
(afecta la vaina que envuelve los nervios periféricos).
Genes para
proteínas en el núcleo
MTS1
Codifica para la proteína p16, un componente del reloj del ciclo celular.
Involucrada en un amplio rango de cánceres.
RB
Codifica para la proteína pRB, uno de los principales controles del ciclo
celular. Involucrado en el retinoblastoma y cánceres de hueso, vejiga, células
pequeñas de pulmón y cáncer de mama.
p53
Codifica para la proteína p53, la cual puede detener la división celular e
inducir a las células anormales a matarse ellas mismas. Involucrado en una gran
cantidad de cánceres.
WT1
Involucrado en el tumor de Wilm del riñón.
Genes para
proteínas cuya localización celular no está clara aún
BRCA1
Involucrado en cánceres de mama y ovario.
BRCA2
Involucrado en cáncer de mama.
VHL
Involucrado en cáncer de células renales.
p53
El gen p53 es
considerado por muchos autores como "el guardián del genoma". A
partir de este gen se sintetiza una proteína, que lleva el mismo nombre y se
activa cuando la célula se dispone a dividirse, para vigilar la secuencia
normal de acontecimientos genéticos que permiten la proliferación celular. Si
el material genético de la célula resulta dañado o si algún sistema de control
se desajusta, esta lo detecta e intenta restaurarlo. Si la lesión no es grave,
la p53 detiene la división celular y activa los genes reparadores del ADN. Si
la p53 estima que el daño es irreparable entonces ordena que se pongan en
marcha los mecanismos genéticos para que la célula entre en apoptosis o muerte
celular programada. Si este gen (p53) sufre alguna mutación, no permite que la
célula sea eliminada mediante la muerte programada, tampoco se ocupa de reparar
los daños en el ADN y da lugar al inicio del proceso tumoral. Este gen es el
más frecuentemente mutado en los cánceres humanos, más de un 50 % de los
tumores tienen genes p53 anormales, produciéndose una proteína alterada.
Pero la pérdida de la
función de esta proteína no solo puede deberse a una mutación en el gen que la
origina, sino que existen otros mecanismos que pueden provocar que la célula
carezca de un control tan importante como éste. Un ejemplo bien estudiado es la
infección por ciertos virus como el papilomavirus humano, el cual presenta una
proteína temprana denominada E6, la cual se une a la proteína p53 y potencia su
degradación mediada por ubiquitina.
RB
El producto del gen
supresor de tumores RB, ejerce su efecto durante la primera parte de la fase G1
del ciclo celular. En este período o en las células quiescentes, esta proteína
es unida al factor de la transcripción E2F. Este complejo tiene 2 funciones, en
primer lugar, muchos de los genes cuyos productos son esenciales para la fase S
de dicho ciclo dependen de la actividad del factor E2F. Por tanto el RB,
mediante el secuestro de este factor de la transcripción garantiza que la fase
S no pueda ser iniciada. En segundo lugar, el complejo E2F-RB reprime la
transcripción de otros genes. En el punto de restricción de la fase G1 del
ciclo celular o cerca del mismo el RB es fosforilado por el complejo quinasa/
dependiente de ciclinas y esta fosforilación causa la liberación del factor E2F
por el RB, el cual entonces activa los genes cuyas funciones son requeridas
para la fase S, también derreprime otros genes cuya función estaba controlada
por el mismo complejo.
El retinoblastoma es una
enfermedad humana infantil que involucra un tumor de retina. La misma es
causada por la pérdida de ambas copias del gen RB en la banda q14 del cromosoma
133,18,19 En la forma hereditaria un cromosoma tiene una deleción en esta
región y la segunda copia es perdida por deleción somática en el individuo. En
la forma esporádica, ambas copias se pierden por eventos somáticos
individuales. (fig.). Las deleciones en los alelos normales del gen RB no es la
única causa de la pérdida de la función proteica. También los papilomavirus
humanos se valen de una proteína temprana, denominada E7, capaz de unir a la
proteína RB permitiendo la liberación del factor de la transcripción E2F con la
activación de los genes cuyos productos proteicos son requeridos en los
procesos de síntesis celulares que acontecen mientras la célula se prepara para
su división.
NF1
Otra de las formas en
que pueden actuar estos genes supresores de tumores es bloqueando el flujo de
señales a través de los circuitos estimulatorios del crecimiento. Uno de estos
genes supresores de tumores es el producto proteico del gen NF1. Esta proteína
citoplasmática atrapa a la proteína Ras antes de que esta pueda emitir sus
directivas promotoras del crecimiento. Las células carentes de NF1, han perdido
un contrabalance importante para Ras. Este gen está relacionado con los
neurofibromas, pheochromocytoma, leucemia mieloide y ciertos cánceres del
sistema nervioso periférico.
El retinoblastoma es
causado por la pérdida de ambas copias del gen RB en la banda del cromosoma
13q14. En la forma hereditaria, un cromosoma tiene una deleción en esta región,
y la segunda copia es perdida por mutación somática en el individuo. En la
forma esporádica ambas copias se pierden por eventos somáticos individuales.
BRCA1
En el año 1990, un grupo
de investigadores reportó la relación existente entre la aparición temprana del
cáncer de mama con una región del brazo largo del cromosoma 17. Más tarde se
precisó que la región que contenía el locus de la enfermedad (denominado BRCA1)
era en el 17q21. En 1994 se reportó la clonación y la secuenciación del gen
BRCA1. Se conoce de la existencia de cientos de mutaciones diferentes de las
cuales pueden resultar proteínas truncadas o ausentes. Se han descrito también
5 mutaciones puntuales en tumores de ovario. Además, se ha detectado la pérdida
de heterocigosidad de 2 nuevos genes supresores de tumores.
BRCA2
En el brazo 13q fue
mapeado otro locus relacionado con la aparición del cáncer mamario familiar. A
finales de 1995 fue identificado el gen y la secuencia completa fue publicada en
marzo del siguiente año. Mutaciones en BRCA2 están muy relacionadas con el
cáncer de mama, siendo las mutaciones somáticas de este gen infrecuentes en la
aparición del cáncer de ovario.
Detección de alteraciones moleculares en los genes supresores
de tumores
En la actualidad se
cuenta con técnicas muy útiles en la determinación de alteraciones moleculares
en los genes supresores de tumores. La pesquisa de la pérdida de
heterocigosidad permite la detección de inserciones o deleciones. Si se trata
de cambios pequeños en la secuencia nucleotídica como mutaciones puntuales y
pequeñas deleciones e inserciones que no afecten la transcripción y la
traducción de la proteína resultan de gran utilidad el análisis de polimorfismo
conformacional de simple cadena (SSCP, del inglés single-stranded conformation
polymorphism), la electroforesis en geles con gradientes desnaturalizantes
(DGGE, del inglés denaturing gradient gel electrophoresis) y los ensayos de
truncamiento de la proteína (PTT, del inglés protein truncation). Una vez que
se ha visto la presencia de mutaciones en las muestras, entonces la
secuenciación directa determinaría la naturaleza de la mutación.
Importancia de los genes supresores de tumores en el
diagnóstico y en la terapia
Uno de los factores
limitantes en los tratamientos utilizados para la cura del cáncer es la
toxicidad o daño que se le hace a los tejidos normales. Las altas dosis de
radiaciones y agentes quimioterapéuticos necesarias para matar células
tumorales resistentes podría conducir a la muerte del paciente como resultado
de la toxicidad sobre los tejidos normales. El éxito consiste en encontrar la
forma de matar selectivamente las células tumorales sin afectar al tejido
normal. Para esto es muy importante conocer las diferencias moleculares y
celulares entre células normales y células tumorales con vista a definir
blancos específicos dentro de estas últimas. La terapia génica abre las puertas
a una nueva era, aunque los estudios en humanos apenas comienzan, realizándose la
mayoría de dichos experimentos en animales, donde se han obtenido resultados
alentadores. Uno de los principales objetivos de la transferencia de genes
terapéuticos contra el cáncer es normalizar el ciclo celular inhibiendo
oncogenes o restaurando la actividad de los genes supresores de tumores. En
personas que hayan perdido ambos alelos del gen que codifica para la proteína
p53 o para RB, la administración de las versiones sanas pueden restablecer el
funcionamiento normal de la célula, la cual contaría otra vez con su sistema de
vigilancia de los eventos genéticos que tienen lugar durante la proliferación
celular.32 Por esta razón los estudiosos del tema se enfrascan en la difícil
tarea de determinar y caracterizar todas las variantes genéticas implicadas en
la aparición y desarrollo del cáncer.
BIBLIOGRAFIA
- Rev Cubana Oncol 2001;17(1):65-71
- Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología
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